Por Thalia J. Mejía Aguilar (*)
EPÍTETO
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Un epíteto es un adjetivo que expresa una cualidad del sustantivo al cual está asociado. Se emplea para
caracterizar o calificar a alguien o algo, añadiendo o subrayando alguna de sus
características. La palabra, como tal, proviene del latín epithĕton,
y este a su vez procede del griego ἐπίθετον (epítheton), que significa ‘de
más’, ‘agregado’.
Se emplean epítetos para referirse a personas, divinidades, personajes históricos, reyes, santos, militares, guerreros. En dichos casos, tiende a aparecer a continuación del nombre. Por ejemplo, Bolívar “el Libertador” para referirse a Simón Bolívar, Alfonso “el Sabio” en alusión a Alfonso X de Castilla, Juana “la Loca” en referencia de Juana de Castilla, Alejandro “Magno” para aludir a Alejandro III de Macedonia, etc.
La literatura también echa mano de los epítetos para
destacar algunas de las cualidades o características de un personaje. Son
famosos los epítetos homéricos, como Aquiles, el de los pies ligeros, o Ulises,
fecundo en ardides.
En retórica, el epíteto es un adjetivo calificativo
que indica una cualidad natural o característica del nombre a que acompaña. Por
ejemplo, ‘azul’ es el epíteto en “cielo azul”, ‘fría’ es el epíteto en “nieve
fría”. En este sentido, puede emplearse bien para resaltar características
intrínsecas del sustantivo, bien para acentuar su carácter y producir un
determinado efecto estético.
TIPOS DE EPÍTETOS
Existen diferentes tipos de epítetos, dependiendo de
su cualidad objetiva o subjetiva:
- Epítetos tipificadores, que atribuyen al nombre una cualidad que posee. Por
ejemplo: “áridos campos”.
- Epítetos metafóricos, son aquellos que construyen una metáfora:
“cristalino freno”, para referirse a la lentitud de las aguas (Góngora).
- Epítetos enfáticos, son aquellos que pretenden subrayar una
característica: “Mi país convertido en una ruin sucursal de materias primas”.
- Epítetos apositivos, son aquellos que se colocan entre comas: “La ciudad
dura, triste, sombría”.
- Epítetos surrealistas o visionarios, son aquellos que postulan una imagen surrealista: “Lágrimas incandescentes”.
- Epítetos homéricos, son aquellos que son utilizados en las epopeyas griegas antiguas de Homero complementando los nombres propios: “Atenea, la de los ojos brillantes”
- Epítetos épicos, son los que se utilizan en las novelas épicas alternándose con el nombre del personaje o acompañándolo: “Rodrigo Díaz de Vivar, el buen Campeador” (en Cantar del Mío Cid).
- Epítetos apreciativos, expresan cualidades positivas que son subjetivas: “¡Qué sabrosa comida!”
- Epítetos peyorativos, expresan cualidades negativas que son subjetivas: “No quiero volver a ver a esa entrometida mujer”
HIPÉRBATON
En
retórica, un hipérbaton es una figura literaria de construcción que
consiste en la alteración del orden habitual o convencional de las palabras en
la oración. La palabra, como tal, proviene del latín hyperbăton, y esta a su
vez del griego ὑπερβατόν (hyperbatón).
El
hipérbaton es una figura retórica muy utilizada en el discurso literario, sobre
todo en la poesía, para dotar el texto de
expresividad, intensidad o belleza, así como para imprimirle cierta extrañeza,
intriga o profundidad al lenguaje.
Por
ejemplo, donde Rubén Darío dice: “Tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo”
(en el poema "Margarita"), lo más habitual habría sido escribir “Yo
tuve tus besos y tus lágrimas en mi boca”. Sin embargo, el poeta altera el
orden sintáctico de los elementos para dotar el verso de belleza y emoción.
En la poesía su uso obedece por lo
general a la necesidad de ajustar el verso a la métrica empleada, situar un
acento en cierto lugar, conseguir una rima o crear una sinalefa.
Como
recurso literario en la lengua español, el hipérbaton se puede rastrear ya en
la prosa del siglo XV, gracias a la influencia del esquema sintáctico del latín
o como imitación de este.
Ejemplo
- “Pues a su continua ternura/ una pasión violenta unía./ En un peplo de gasa pura/ una bacante se envolvía”. En: "Canción de otoño en primavera", de Rubén Darío.
- “Quiero expresar mi angustia en versos que abolida/ dirán mi juventud de rosas y de ensueños”. En: "Nocturno", de Rubén Darío.
- “Y para el cruel que me arranca/ el corazón con que vivo,/ cardo ni ortiga cultivo;/ cultivo la rosa blanca”. En: "Cultivo una rosa blanca", de José Martí.
- “Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida”. En: "En paz", de Amado Nervo.
- “Gris y morado/ es mi verde olivar”. En: "Canción", de José Moreno Villa.
EPOPEYA
Es una de las formas de relato más antiguos conocidos,
que recoge generalmente
un conjunto de episodios heroicos, míticos y mitológicos, en los
cuales se construye y por lo general se da inicio a la visión de mundo de una cultura.
El foco del relato épico es siempre un protagonista
guerrero (el héroe) dotado de virtudes extraordinarias e involucrado en eventos maravillosos,
fantásticos o mágicos, y cuya figura por lo general encarna el conjunto
de valores
morales, éticos y políticos de la comunidad, razón por la cual ésta se identifica con él y
transmite a las generaciones venideras sus supuestas hazañas.
Visto así, una epopeya no aspira a ser una crónica real o fiel de lo acontecido, sino más bien una
historia aderezada con ficción, a la usanza de los mitos, que tiene un valor cultural y poético, en lugar de
histórico y documental.
Por eso aparecen en ella usualmente los dioses, las
prácticas rituales, la geografía local, los monstruos de su imaginario y otros
elementos que le dan a la comunidad una noción exaltada de su proveniencia.
ORIGEN
Las diversas culturas humanas han producido un conjunto a su vez muy variado de epopeyas, dado que contar con relatos que expliquen quién se es, de dónde se viene y qué cosas lo diferencian a uno de los demás, parece ser una necesidad social e imaginaria de las civilizaciones.
No es de extrañar, entonces, que muchos de ellos sean previos a la invención de la escritura, y sus relatos eran transmitidos inicialmente de manera oral, recogidos y recitados por rapsodas o bardos, y acompañados por música.
Razón por la
cual suelen estar compuestos en versos. Posteriormente serían trascritos y guardados en papiros, libros o
tablillas, a menudo modificando detalles significativos de su narrativa.
Ejemplos
Algunas de
las epopeyas más célebres de la humanidad son, junto a la de Gilgamesh, las
siguientes:
- La Ilíada. Narrada
por Homero, de quien no se sabe si realmente existió, pero se supone que era un
esclavo ciego dedicado a la narración oral.
Relata algunos de los 10 años que duró la guerra entre Grecia y la ciudad de Troya, así como la
derrota de esta última y la lucha entre numerosos héroes de ambos lados.
- La Odisea. También
relatada por Homero, cuenta el accidentado y largo regreso a casa de Odiseo (el
Ulises romano), luego del fin de la Guerra de Troya. Es una aventura de 10 años
de duración que culmina con un retorno a casa, donde su esposa Penélope lo
esperaba.
- La Eneida. Compuesta
por Virgilio, un poeta del Imperio Romano, cuenta la fuga del héroe troyano
Eneas durante la quema de su ciudad, así como el viaje que entonces emprende
por el mediterráneo, hasta llegar finalmente a Italia, a orillas del río Tíber,
en donde fundaría la venidera estirpe romana.
- El Shahnameh. Conocido
como el Libro de los Reyes, fue compuesto por el aeda persa
Ferdousi. En él se cuenta la historia del Irán ancestral y del pueblo de los
Sasánidas.
- El
Majabhárata. Epopeya de origen indio, escrito en sánscrito y
clave para la fundación de la religión hinduista. Se trata
de uno de los relatos épicos de mayor extensión de los que se tiene registro.
HIPÉRBOLE
La hipérbole es una figura retórica o literaria que consiste en aumentar o disminuir de manera excesiva un aspecto, característica o propiedad de aquello de lo que se habla. No obstante, en un sentido general, se denomina como hipérbole la exageración en sí de alguna cosa.
La palabra, como tal, proviene del latín hyperbŏle,y
esta a su vez del griego ὑπερβολή (hyperbolḗ).
La hipérbole es un tropo que se emplea con el objeto de
darle mayor fuerza expresiva a un mensaje, o para producir determinado impacto
o efecto en el interlocutor. En este sentido, esta figura literaria puede ser utilizada como
un recurso enfático, expresivo, irónico o humorístico. Por ejemplo: “Tenía
tanto sueño que se quedaba dormido de pie”.
La hipérbole exagera o trasciende lo verosímil deliberadamente para subrayar o enfatizar algo, para hacerlo más interesante o atípico. Sin embargo, el interlocutor es, por lo general, capaz de reconocer cuándo se está hiperbolizando algún dato, aspecto o hecho, y, en este sentido, sabe que no debe tomar las palabras al pie de la letra, en su sentido literal, sino más bien en un sentido figurado. Por ejemplo: “Te he llamado mil veces a tu casa”.
Utilizamos hipérboles en nuestro día a día, de manera bastante natural, cuando hablamos en sentido figurado. La hipérbole nos permite expresar las cosas de una forma inusual pero también más expresiva, más vivaz.
Ejemplos
- Te escribí quinientos mensajes y no me respondiste
- Estaba estudiando para veinte exámenes a la vez, sentía que el cerebro me iba a estallar.
- Qué frío hace: me congelo los pies.
- No sabe cocinar; se le quema hasta el agua.
- Sentía que habían pasado mil años desde la última vez que la vio.
- “El dictador (...) cuyo poder había sido tan grande que alguna vez preguntó qué horas son y le habían contestado las que usted ordene mi general” Gabriel García Márquez. El otoño del patriarca.
- “El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil”. Mario Vargas Llosa. La guerra del fin del mundo.
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