1. Hacia una definición de la literatura comparada
Como plantea el
comparatista Jorge Dubatti (2008: 56), la definición de literatura comparada
propuesta por
Esta definición presenta de entrada
algunos términos que han sido y son objeto de discusión para los comparatistas.
En primer lugar, la diferencia conceptual entre punto de vista
supranacional y punto de vista internacional. El mismo Dubatti aclara que lo
supranacional constituye una superación
de lo nacional; es el caso de fenómenos como la literatura y las artes, y sus
estructuras generales, como el género literario y el tema de una obra. Por su
parte, lo internacional supone lo nacional, toda vez que se refiere a la
relación entre literaturas nacionales, como es el caso del estudio comparado de
obras de la literatura chilena y francesa, por ejemplo. En palabras de Dubatti,
“La comparatística estudia la
literatura desde un punto de vista supranacional cuando focaliza problemas que
trascienden o exceden el concepto de lo nacional. [...]. En cambio, la literatura comparada asume un
punto de vista internacional cuando estudia las relaciones e intercambios entre
dos o más literaturas nacionales” (2008: 57). Un tercer término en
discusión corresponde al no por discutido menos omnipresente concepto de
literatura nacional.
Proponemos ahora una definición de
literatura comparada que recoge aspectos comúnmente señalados en los trabajos
teóricos. Tradicionalmente se ha definido la literatura comparada como una subdisciplina de los
estudios literarios que consiste en el estudio comparativo de obras literarias
pertenecientes a diferentes literaturas nacionales, preferentemente en
distintas lenguas. El
trabajo comparativo se realiza sobre la base del descubrimiento de las
estructuras supranacionales que se presentan en diversas obras, como los
géneros o aspectos temático-constructivos y fenómenos de intertextualidad, o
internacionales, como aspectos lingüístico-culturales, y de imágenes de lo
nacional y lo extranjero, entre las más relevantes.
Pese a que los orígenes de la
literatura comparada se encuentran en el concepto de Weltliteratur (literatura mundial) propuesto por Goethe en 1827,
los comienzos de su institucionalización académica se registran sólo a fines del siglo XIX y principios del
XX. En estos orígenes gravitan hechos históricos de Europa, entre los
que se cuentan el nacimiento de los estados-naciones y, por consiguiente, de
las literaturas nacionales –hacia 1830-1840- y el imperialismo napoleónico,
hechos que van delimitando el curso y el alcance de la historia de la
literatura comparada, de modo que puede decirse que por origen y definición la
literatura comparada ha sido modulada por la historia geopolítica de Europa, y
el desarrollo de los nacionalismos y antinacionalismos.
Según sostiene Armando Gnisci (2002: 15), la
literatura comparada nace en Europa “como una ciencia gregaria de molde
histórico-positivista, sometida al estudio eurocéntrico de las literaturas
nacionales”, pero posteriormente evolucionó hasta ser “una disciplina
verdaderamente general, crítica y mundialista”.
La historia de la literatura comparada ha estado sujeta tanto a las
crisis de su propia indefinición epistemológica, por ejemplo, su confusión con
el estudio de fuentes e influencias,
como a los cambios producidos en la historia de los estudios literarios
en general.
Según Antonio
Martí (2005: 367), René Wellek, uno de
los principales críticos del estado de la literatura comparada a fines de los
años cincuenta, propone en 1968 la que sería su mejor defensa, de acuerdo al
espíritu que la anima, al definir la
literatura comparada como el estudio de la literatura independientemente de las
fronteras lingüísticas, étnicas o políticas. No se puede confinar a un solo
método; la descripción, caracterización, interpretación, narración, explicación,
evaluación son utilizadas en el comparatismo tanto como las comparaciones. Ni
la comparación puede ser reducida a contactos factuales históricos.
Esta definición vino a reforzar la
que había propuesto otro comparatista crítico del rumbo que hasta entonces
había tomado la disciplina, Henry Remak, quien
en 1961, había señalado:
La literatura comparada es el estudio de las literaturas más allá de las
fronteras de un país particular y el estudio de las relaciones entre literatura
y otras áreas de conocimiento o de opinión, como las artes (i.e., pintura, escultura, arquitectura,
música), la filosofía, la historia, las ciencias sociales (i.e., política, economía, sociología), las ciencias naturales, la
religión, etc. En resumen, es la comparación de una literatura con otra u otras
y la comparación de la literatura con otros ámbitos de la expresión humana. (cit. por Martí, 2005: 368)
Pierre Brunel (1994: 7) en
En la misma línea, Jean Louis Backès
(1994: 52) señala en su trabajo sobre “Poética comparada” que una de las
premisas del ejercicio comparado es “hacer que surjan las diferencias entre las literaturas nacionales y
criticar cualquier tentativa de síntesis que pasara estas diferencias por alto
[…]. La literatura comparada todavía puede prestar apreciables servicios contra
el furor de generalización que anima a algunos especialistas; el comparatista
sabe de entrada que su objeto no es homogéneo y que los universales no son
inmediatos.”
En una perspectiva más actual, Armando Gnisci (2002: 18) sostiene que la
literatura
comparada es una “Disciplina que concibe y trata la literatura / las
literaturas como fenómenos culturales mundiales”, y debe entenderse entonces,
como “intercultural y mundialista”.
2. Líneas de la literatura comparada
Sobre esta base teórica común, la
literatura comparada desarrolla diversas líneas de investigación que podemos
agrupar según respondan a dos grandes orientaciones. Una primera orientación se
refiere a las investigaciones cuyo objeto lo constituyen problemas teóricos e
históricos. Se distinguen aquí los trabajos de genología comparada, de historia
comparada de la literatura y de estética comparada. Podemos mencionar, por
ejemplo, que la estética
comparada concierne al
estudio comparado de la literatura con otras disciplinas artísticas. Bajo este rubro se llevan a cabo
estudios en los que la literatura se convierte en un objeto de reflexión, en la
medida en que permite establecer vínculos, enlaces y proyecciones de y hacia
otras artes.
2.1. Imagología
La definición fundacional de la
imagología es la propuesta por Jean-Marie Carré, en 1951, como “la recíproca
interpretación de los pueblos, de los viajes y de los espejismos. Cómo nos
vemos y nos enjuiciamos recíprocamente ingleses y franceses, franceses y
alemanes, etc.” (cit. por Martí, 2005: 363)
Esta definición recibió las críticas
de René Wellek en 1958, quien consideró la imagología una forma de hacer
“psicología nacional”, puesta al servicio del patriotismo y nacionalismo de
cuño francés.
A partir de los aportes de Bajtín a
los estudios literarios y de la cultura, la imagología ha recibido un nuevo
impulso a través de una nueva definición, gracias a las propuestas de
Daniel-Henry Pageaux y de Hugo Dyserinck. Para Pageaux (1994: 103), la “imagen literaria” debe estudiarse
en el marco del imaginario literario y social en lo que respecta a la
representación del “otro”. Dicha representación del otro puede evidenciarse por medio del
estudio de la imagen, la que es entendida como “una toma de conciencia de un yo
con respecto a un Otro, de un aquí y de un allá [...]. La imagen es la
expresión de una separación significativa entre dos órdenes de la realidad
cultural”.
Concordantemente, y en palabras de
Antonio Martí (2005: 384), la imagología puede ser nuevamente definida como
El estudio de las imágenes, los prejuicios, los clichés,
estereotipos y, en general, de las opiniones sobre otros pueblos y culturas que
la literatura transmite, desde el convencimiento de que estas imágenes, tal
como se definen comúnmente, tienen una importancia que excede el mero dato
literario o el estudio de las ideas y de la imaginación artística de un autor;
por tanto, el objetivo actual de la imagología sería revelar el valor
ideológico y político que puedan tener ciertos aspectos de una obra literaria
en tanto que condensan las ideas que el autor comparte con su medio social y
cultural, al mismo tiempo que cuestionan la propia identidad cultural, en una
relación dialógica en que identidad y alteridad se presuponen como algo más que
un tema.
2.2. Tematología
El término tematología designa el
sector de la investigación que se ocupa del estudio comparado
de los temas y los mitos literarios, y surge como herencia de las
investigaciones sobre literatura popular comparada de Gaston Paris,
filólogo y medievalista francés de fines del siglo XIX, quien pretendió reconstruir
la génesis y la circulación de los temas en las literaturas europeas a partir
de la tradición popular. En su trabajo, se mantiene implícita la noción de un
arte que en su momento “emanó” de un alma popular colectiva.
En 1931, Paul Van Tieghem introdujo
el término tematología, aunque
manifestó escepticismo sobre su valor crítico, en tanto limitaría su trabajo al
fichaje –catalogación y recopilación- de temas literarios.
A partir de los años sesenta, se
afirma una nueva tematología comparatista, en una versión histórico-crítica y
hermenéutica, con claves de lectura e hipótesis interpretativas.
En una lectura tematológica de tipo comparado el elemento crítico
fundamental debe constituirse por las múltiples intersecciones que la
permanencia y la transformación de un tema trazan con los procesos históricos y
culturales, y con las dinámicas específicas de la historia literaria. La identificación y la interpretación crítica de un tema
dentro de cierta clase de textos puede actuar como detector ideológico. La
comparación temática de un grupo de textos puede mostrar cómo un determinado
imaginario se modula en el tiempo, a través de ciertas formas literarias y
dentro de espacios culturales definidos, estableciendo conexiones con la
historia de las mentalidades y la sensibilidad. Dicho en palabras de
Trocchi (2002: 161), la
tematología actual “se coloca en un
cruce estratégico de dinámicas literarias y relaciones con el imaginario, con
la historia de las ideas, de las ideologías, de la mentalidad, de la sensibilidad”[1].
2.3. Estudio comparado de disciplinas artísticas
La literatura comparada estudia las relaciones entre las artes de forma
muy concreta, analizando las modalidades por las cuales las artes interactúan
entre sí. No consiste en construir teorías a partir de experiencias artísticas
ni en explicar estas últimas a partir de las teorías construidas, más bien se
trata de analizar los vínculos entre las artes a partir de lo que Emilia Pantini denomina “literariedad”
(2002: 218), no en su acepción formalista o estructuralista, sino entendida como “el papel de
mediador general de la comunicación – entre las artes en este caso – que la
lengua y la literatura terminan siempre por desempeñar”. (2002: 218-219)
Estudiar
la relación entre la literatura y las demás artes significa estudiar al mismo
tiempo los “modos” en
que la relación se crea, y los “hechos”
que la determinan y que, a su vez, son determinados por ésta.
Algunos
denominadores comunes de las artes, que permiten su comparación, son las
poéticas, los procedimientos constructivos y las categorías históricas. A modo
de ejemplos de la relación entre la literatura y las otras artes, se consignan
los siguientes: las artes figurativas o la música pueden ser el objeto
de la literatura, la literatura puede traducir otras artes (hablar de ellas) de
manera diversa, a su vez, la literatura puede ser objeto de otras artes.
Artes distintas pueden ser manifestaciones de poéticas similares, e incluso
idénticas, como en el caso de las vanguardias. Un arte puede intentar imitar
los procedimientos constructivos de otro. Pueden manifestarse procedimientos
constructivos análogos, sin que un arte se haya propuesto imitar a otro. Un
último ámbito de estudio es la teoría de las artes, en el sentido de un
seguimiento diacrónico de la consolidación de éstas y de sus relaciones.
El traslado de diversos conceptos de la crítica del arte al campo de la literatura ha permitido establecer análisis que delatan la presencia del pensamiento estético de las artes musicales y escénicas en la literatura y viceversa. El artículo de Jean-Michel Gliksohn (1994) describe las diversas posibilidades de acercamiento de estas formas de experiencia estética, desde los acercamientos teóricos de las teorías del arte, las estéticas históricas, la estilística, la semiología, las escuelas y tendencias de estilos artísticos, las transposiciones y las correspondencias. Los dos últimos- las transposiciones y las correspondencias- se han consolidado como las formas más comunes para la realización de estudios comparados entre las diferentes disciplinas artísticas, debido a que su presencia puede describirse desde la tematología o desde las relaciones que los escritores, incorporando su formación literaria, establecen con otras artes. Así, como sostienen Wellek y Warren, las artes se influencian unas a otras estableciendo “un esquema complejo de relaciones dialécticas que funcionan en ambos sentidos, de un arte al otro y viceversa, y que pueden sufrir una total transformación dentro del arte en el que han penetrado. No se trata sólo de un ‘espíritu de época’ que determina e impregna cada arte y todas las artes”. (cit. por Gliksohn, 1994: 226)
Sinopsis.
Calderón Jara Enoch
Docente
del IESPP Huaraz
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